Al principio; locutores, presentadores, conductores, animadores -e incluso moderadores, reproducían casi literalmente los textos literarios, teatrales o periodísticos y finalmente, con la aparición de los guionistas, quedo muy poca oportunidad para la improvisación.

Primero se les llamó hablantes, vocabloque con el mimetismo acrítico de muchas prácticas tomadas del vecino del Norte extendimos en su equivalente anglosajón speaker. Luego se impuso el locutor-locutora que desde hace varios decenios, se alterna con el comunicador-comunicadora. Cualesquiera de ellos deviene el término genérico que agrupa roles con diversos matices, exigencias y aptitudes diversas pues existen diferencias entre el locutor, el narrador, el presentador, el conductor, el animador o el moderador.

En 1947, locución y periodismo coinciden en momentos claves para sus actividades: Se celebra el I Congreso de locución cubano y egresa la primera graduación de la Escuela de escuela de periodismo Marques Sterling, y muchos de esos alumnos se vuelcan al análisis noticioso, al reporterismo y a la investigación radial.

La competitividad del entorno, la intensidad o diversidad de funciones y el talento, forjó una hornada de locutores destacados. Cuba fue el polo radiofónico de América Latina en la organización industrial, los dramatizados, los musicales, el humorismo pero también en la locución y en el periodismo. Por ello Cuba estuvo entre los gestores del I Congreso de locución en habla hispana celebrado en México.

La inauguración de la televisión cubana en 1950, deslindó de manera particular el ejercicio de ambas disciplinas al privilegiar la especialización en ambos ámbitos: los periodistas empíricos o profesionales se concentraron mas en el reportaje de noticias, crónicas y entrevistas y en especial en el análisis, interpretación o investigación de la actualidad o de la historia mientras que la mayoría de los locutores se volcaron a la lectura, la narración, la presentación o la animación de programas educativos-culturales, noticieros, revistas informativas, espectáculos deportivos o teatrales.

El video, signado por los paradigmas de la juventud y la belleza, anuló la trayectoria profesional de muchos locutores-locutoras o actores-actrices. Excepcionalmente, algunos como German Pinelli - a fuerza de experiencia, carisma, talento y elevada cultura personal- se posicionaron en ambos soportes pese a su edad madura, figura, rostro o voz poco agraciadas.

La exposición perenne ante la cámara propia de la emisión directa al aire, potenció la aparición de tecnologías que evitaban la memorización de los textos en la locución y la actuación. En Cuba solo una televisora comercial utilizo ocasionalmente el tele promter y nunca se uso el apuntador electrónico, tan generalizado en otros países de la Región. En consecuencia, acumulamos gran experiencia y oficio en la improvisación y en la memorización y eso hizo brillar la locución, actuación y periodismo cubanos.

Desde 1960 y en décadas de servicio público, un haz de varias generaciones de locutores ha prestigiado esta hermosa historia derrochando junto a otros atributos, la disciplina, el rigor y la ética. La Revolución significo el acceso masivo a la universidad y numerosos artistas, técnicos y especialistas radiales-televisivos se superaron con herramientas teóricas y ello contribuyo significativamente a la renovación de estas disciplinas y de los propios medios de comunicación.

Tomado de ECU.